Diario de Viaje a las Indias: por Don Diego
Pacheco.
Hoy día 12 de Octubre al amanecer del sol,
hemos tocado la tan ansiosa tierra. Nos recibieron unos hombres cuyos rasgos
eran semejantes a los de los canarios, venían desnudos, se comunicaban entre
ellos mediante una especie de lengua que yo por lo menos, y creo que los demás,
tampoco consiguieron descifrar dichos vocablos-Nuestro capitán, Cristoforo Colombo, al pisar tierra, ha intentado sin
éxito conversar con dichos hombres. Primero lo intentó mediante el idioma árabe
pero no consiguió entablar conversación; dichos hombres nos recibieron
gustosamente en sus hogares, había dos tipos de construcciones: unas eran con
planta rectangular, en las que vivían, según ellos, el cacique, que es la
persona que ejercía el poder religioso en las aldeas; y otras eran de planta circular, habitadas por las familias en su sentido más
amplio, abarcando hasta tres y cuatro generaciones.
Esperemos que nuestra travesía no haya sido en
vano.
Hoy día 23 de Noviembre he de proseguir con mi tarea de escribir un diario sobre la
empresa de Cristoforo Colombo. Hace cinco lunas, los hombres a los que hemos
denominado “Tainos” , que significa buenas personas, celebraron un ritual
religioso denominado “Cahoba”, que consistía en la inhalación de un polvo
extraido de la yuca y, después de haberlo inhalado, expulsaban vomito con el
fin de establecer contacto con los cemíes, que para ellos son los espíritus de
su mitología. Pero dos días antes, Cristoforo Colombo, diez taínos, unos doce hombres
españoles y yo, mientras caminábamos apaciblemente por la densa y oscura
jungla, fuimos atacados p0r dos jaguares feroces pero, como si fuera algo
normal para ellos, los diez tainos se dispusieron a atacar a dichas bestias,
aunque no todo fue así de simple, los tainos se pusieron a susurrar una especie
de cántico parecido a: “uahuahuahuahuahuahuah.”
Uno de los jaguares se lanzó sobre un hombre,
éste agarró fuertemente a la bestia por su cuello y lo lanzó contra un árbol,
acto reflejo uno de los tainos apresuró su lanza que dio justamente en la boca
del estomago del jaguar, un momento después de haber matado a un jaguar el otra
salió despavoridamente hacia el interior de la jungla. Yo me dispuse a ayudar
al taino que fué atacado por el jaguar y al coger su mano noté que era dura
cual roca y áspera. Se llamaba Nuno, y era uno de los guerreros más jóvenes de
la aldea, estuve intentando comunicarme mediante gestos con él y pude hacer mi
primer amigo, quien fue mi mejor traductor y como una especie de guía de la isla,
a la que Cristoforo había llamado “La isla de El Salvador”. Nuno me enseño un
poco de vocabulario taino, por ejemplo: amigo era “mi otro corazón”, cielo era “el
mar de arriba” y perdón es “olvido”.
Hoy día 12 de Diciembre he pasado prácticamente el día con mi otro corazón Nuno que
me ha estado enseñando características de su alimentación. Los tainos comen lo
que ellos llaman cuys, que son unas especies de roedores muy pequeñas, como
ratas peludas que se comen prácticamente enteras, también comen una legumbre
que han denominado como yuca, que es una especie de planta muy suculenta de la
cual sacan los polvos para la ceremonia de la cahoba. El mamey es una fruta de
un color naranja reluciente como el sol, con un sabor que es como si comieras
un manjar de todo tipo de frutas. Lo más
deslumbrante de todo es el paiche, que es un pescado de un tamaño de dos
hombres bajos y de un peso de tres personas, lo
pescan en el río y para sacarlo del agua hace falta una fuerza tremenda.
Su nutrición es variada y deliciosa pero lo mejor de todo es el cacao, una
fruta de color marrón de la cual extraen un líquido marrón como la tierra,
según ellos te proporciona longevidad. Va a ser de lo que más nos vamos a
llevar hacia Castilla, pues a Cristofor0 le ha encantado al habérselo descrito
como un manjar digno de dioses. Pero como todo no podían ser buenas noticias,
hoy nos hemos enterado de que los tainos
no son el único pueblo que habita la
isla, los caribes, que son un pueblo bastante menos desarrollado que los tainos,
y entre los que de momento no parece existir ninguna disputa.
Espero que
todo sigua así hasta que nos marchemos.
Hoy día 30 de Diciembre presentí que algo
extraño empezaba a suceder en la aldea, los tainos caminaban cabizbajos, y sus rostros no parecían albergar su típica
alegría. Pronto descubrí porqué estaban todos así; un rayo que debió caer la
noche pasada había caído sobre la cabaña del cacique con toda su familia dentro, por lo tanto la aldea
se había quedado sin cacique y, por lo tanto, sin nadie que pudiera descifrar
los mensajes de los cemies. No sé como podrán elegir un nuevo cacique pero
espero que lo hagan pronto, mi buen amigo Nuno se iba a unir religiosamente con
Raser, una chica indígena de no más de 18 años, cuyo rostro es tan magnífico y
tan maravilloso como el sol al caer. La unión se celebraría dentro de cinco amaneceres , es decir, el 4
de Enero. Espero que para entonces todo vaya bien.
Hoy día 16 de Enero 1493 hemos emprendido nuestro viaje de regreso a Castilla,
esperando volver a ver a esta magnífica gente. Doce días antes, mi amigo Nuno,
se había casado con su ahora esposa Raser, yo les había deseado lo mejor y creo
que a partir de ahora todo les irá muy bien. Ya hay un nuevo cacique, se llama
Kenta, y aunque ha pasado un poco desapercibido, piesno que será un buen
cacique, pero eso es algo que nunca se sabe. Y hoy al ver el último de los
muchos soles que he podido ver en esta isla me he dado cuenta de que los
castellanos hemos hecho historia, historia que no quedará en vano, no quedará
en vano porque hemos descubierto un nuevo territorio, al que ahora podemos
llamar el nuevo mundo y ahora, al mirar desde la carabela “La Pinta” con la
isla del salvador a lo lejos, me ha parecido ver a mi otro corazón: Nuno
diciendo: hasta siempre.
FINAL DEL VIAJE
Por Juan
Carlos Fernández Hernández.